martes, 15 de junio de 2010
Con los ojos llenos de lagrimas, mi hermana Adelaida fue la que iba sacando los papeles, primero una de las fincas, y luego el nombre que le correspondía. Estábamos en la Notaria, después de cada finca, aparecía un nombre, y cada vez las caras eran mas triste, nos mirábamos con envidia, en cada mirada, de cada uno de mis hermanos se veía el odio hacia el otro, ninguno estaba de cuerdo lo que le había tocado, pero las normas son las normas, y eso fue lo que mi padre dejo escrito en su testamento. Toda la propiedad de la finca, será fragmentada lo más justo posible y luego sorteadas entre mis cuatro hijos. Pero con una condición, que la Casa con la Palmera, esa casa, me la dejaba a mí, yo quedaba fuera del testamento, y solo recibiría de herencia una casa vieja sin ningún trozo de tierra. A mi hermano Andrés le toco quince taullas de tierra en blanco, situadas junto al camino viejo del pozo. A Francisco nueve taullas de tierra con arbolado de naranjos en su plena producción. A Dolores dieciocho taullas de tierra en blanco, denominada finca Los Cheitos. A mi hermana Adelaida, quince taullas de tierra con producción de limonar en plena producción. Y a mi, para desconcierto de mis hermanos, Dice textualmente el testamento “dejó a mi hijo Adrián, la casa vieja del Prado Verde, sin propiedad en tierra alguna ya que no dispone de ella. ¿Mi padre me deja una casa vieja con una palmera? y además en medio de la propiedad de unos desconocidos. Mis hermanos, a pesar de que su herencia era de muchísimo mas valor que la que me había tocado, ninguno le dio importancia, ellos solo estaban discutiendo que finca tenia más valor, y que cuanto le darían al venderla, a ellos no les importo que yo fuera el mayor perjudicado. Además nunca me hablaron de esa desproporción en el testamento. Solo mi hermana Adelaida me miro con cara de lastima, pero rápidamente su marido, le interrumpió para comentarle que en realidad ellos no habían sido los mas perjudicados. Desde ese día ninguno de mis hermanos se han dirigido la palabra. La familia, que mis padres se esforzaron porque estuviera unida, esa familia se rompió por un testamento. El único vinculo de unión entre ellos, soy yo, que al haberme quedado con tan poca herencia, no produje envidia en ninguno de mis hermanos. (Creo que mi padre los conocía demasiado y sabia que les dejara lo que les dejara, ellos terminarían peleándose. Ahora comprendo la herencia que me dejo mi padre, me dejo una Casa con Palmera y que yo no perdiera a mis hermanos.
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